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Arquitectura brutalista, ¿qué sabes de este estilo?

Fecha de publicación: 15 junio, 2020

Se conoce así a la escuela arquitectónica que apareció en muchos países de Europa del Este después de la Segunda Guerra Mundial, y se expandió luego por todo el mundo, gracias a su esfuerzo por mantener edificios imponentes, de grandes dimensiones y reforzados por materiales como el acero. La geometría de esos edificios de mediados de siglo fue muy valorada en su momento, pero después de los años 70 parece que esta vertiente arquitectónica cayó en desgracia, e incluso fue considerada de mal gusto durante muchos años. Sin embargo, todo lo que tuvo éxito en su momento acaba volviendo, y es así como encontramos ahora un renacimiento del brutalismo en muchas ciudades, sobre todo en sus extrarradios industriales, con la visión de llenar esos lugares con edificios enormes y funcionales.

Qué es la arquitectura brutalista

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El brutalismo es una corriente arquitectónica que nace a mediados del siglo XX, como la respuesta de los países del Europa del Este a la búsqueda de una nueva arquitectura socialista, para recomponer las ciudades y territorios después de la devastación que provocó la Segunda Guerra Mundial. Aunque el aspecto brutal de los edificios parece ser el origen de este término, lo cierto es que el nombre proviene del material utilizado habitualmente, el hormigón crudo, que en francés se conoce como béton brut. El termino fue acuñado por el Reymor Banham para nombrar ese nuevo estilo de edificios que habitualmente se llevaban a cabo en grandes ciudades, con numerosas plantas y pocas florituras tanto en su diseño como en su propia aspiración, ya que solían ser edificios muy funcionales, dedicados a viviendas sociales, grandes teatros o incluso edificios gubernamentales.

 

Características de la arquitectura brutalista

La arquitectura brutalista, como cualquier otra corriente en este arte, también tiene sus propias cualidades que la diferencian del resto. El utilizar hormigón en buena parte de los edificios, así como acero para las estructuras, es una de las características más reseñables. La funcionalidad de sus diseños, que estaban lejos de ser complejos y engalanados, como los que había antes, también suele ser una característica muy distintiva de esta corriente. La grandiosidad de los edificios, creados precisamente así no para infundir la majestuosidad de templos, por ejemplo, sino por su propia funcionalidad, también hace que estos edificios destaquen muchísimo. La repetición gráfica de cualidades sencillas y entendibles incluso por los no expertos en arquitectura es también uno de esos motivos que hacen especiales a este tipo de edificios, que además se pueden encontrar hoy en día en buena parte de Europa, por ejemplo en Reino Unido, donde la arquitectura brutalista vivió un gran ascenso en los años 70.

 

Iconos de la arquitectura brutalista

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La arquitectura brutalista tiene también sus propios referentes, iconos que sobre todo tuvieron  un gran éxito en la década de los 60 y 70, cuando la tendencia vivía sus años de esplendor. Le Corbusier es usualmente destacado como uno de los principales impulsores del estilo. Alguno de los arquitectos más importantes de esta corriente fueron Michael McKinnell, uno de sus exponentes más importantes del estilo en Norteamérica, Alison y Peter Smithson, en la escuela británica, valedores del estilo en todo su país, y también otros como el italiano Testa, que tuvo mucha presencia en América del Sur, especialmente en Argentina, donde creó numerosos edificios gubernamentales en Buenos Aires y otras grandes ciudades. Estos maestros han servido de inspiración para todos los que ahora están retomando el estilo brutalista para llevarlo a una nueva realidad en la que se recupere esa grandeza funcional a la que ellos mismos aspiraban hace décadas.

 

Obras de arquitectura brutalista

Encontramos hoy en día muchísimos ejemplos de arquitectura brutalista en todo el mundo. Podemos destacar, en Marsella, Unité d’Habitation,, un enorme edificio de viviendas creado por Le Corbusier. La imponente Torre Velasca, en Milán, es también un ejemplo perfecto de brutalismo de la primera época. El recinto Habitat 67 de Montreal es uno de los más espectaculares y modernistas ejemplos de brutalismo, adaptándose además al entorno. No nos podemos olvidar tampoco de la Torre Trellick de Londres, creada por Goldfinger, ni de Barbarican State, también en la capital británica. The Reinassance Center de Detroit supone uno de los mejores exponentes de edificios brutalistas en Estados Unidos. También encontramos ejemplos en España, especialmente en Madrid, Barcelona y Málaga, donde a lo largo de los 70 se llevaron a cabo muchas construcciones de este estilo. Las Torres Blancas, ubicadas en la capital madrileña, es uno de los ejemplos más claros.