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Museo del sexo en Ámsterdam

Fecha de publicación: 28 septiembre, 2023

Hay un chiste recurrente en Estados Unidos que se refiere a la increíble necesidad de los norteamericanos por crear museos sobre temas absolutamente ridículos. El orgullo de ese pueblo perdido en Michigan es tener el Museo de Bolígrafos más grande de Norteamérica. En esa pequeña población de Massachussets donde apenas hay un dinner y un hostel podemos encontrar el sorprendente Museo del Arte Malo, una recopilación de obras que sonrojarían a cualquier artista. Nombres de ciudades y pueblos que apenas aparecerían en el mapa por otros motivos que no fueran, precisamente, el albergar uno de estos museos. Y es ahí donde entra la capacidad de emprendimiento de los estadounidenses. Esa visión de negocio, que muchos ven como una imagen distorsionada y maliciosa del capitalismo beligerante de estos días, y otros, sencillamente, como una novedosa manera de ganar algo de dinero. Los museos en Estados Unidos van de lo más cutre a lo más espectacular, y sus temáticas son de lo más variadas.

Sin embargo, lo que no hay en Estados Unidos es un Museo del Sexo. Tal vez por la educación básicamente puritana de los norteamericanos, que siguen viendo el sexo como algo vulgar y sucio. Tal vez porque todavía no han expandido su visión a las nuevas cotas de aperturismo sexual que hay en Europa, por ejemplo. El continente europeo siempre ha sido más abierto en este tipo de temas, sobre todo países como Francia, Alemania o Países Bajos. Territorios en los que ese puritanismo religioso, ese tabú moral, ha ido desapareciendo más rápidamente. Las chicas acudían a las playas en topless sin ningún problema, y se exhibían en revistas y reportajes explícitos antes incluso de la aparición de Playboy. De hecho, la apertura sexual llega a tal punto que en algunas de estas naciones, la prostitución ha sido legalizada y regularizada como un trabajo más. Países Bajos fue una de estas naciones pioneras, asumiendo un papel primordial gracias a que su capital, Ámsterdam, es uno de los lugares donde el sexo está más a la vista del mundo. Tanto es así que en su mítico Barrio Rojo podemos encontrar, de hecho, un Museo dedicado por completo al sexo.

Un local muy especial

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El Sex Museum se encuentra en pleno Barrio Rojo de Ámsterdam, una zona mítica y reconocida por la gran afluencia de prostitutas y turistas. Se trata, según ellos mismos reconocen, del primer museo dedicado por completo al sexo, no solo en mostrar artilugios y obras artísticas, sino también en explicar la historia del trabajo sexual. Ámsterdam es una ciudad muy ligada a este tipo de negocios, y es que desde siempre ha existido, en este barrio rojo, una gran cantidad de burdeles a la vista de todo el mundo. Las leyes holandesas han sido muy laxas en este sentido, hasta que a principios de siglo se cambiaron para regularizar la situación de estas trabajadoras. El Museo ya llevaba años abierto para aquel entonces. Y es que las puertas de este recinto se abrieron al público en 1985, convirtiéndose en el primer museo sexual de todo el planeta.

Ubicado en un antiguo burdel del Barrio Rojo

El edificio en el que se ubica hoy por hoy el Sex Museum de Ámsterdam acogió antaño un burdel, como los que todavía sobreviven en las calles colindantes. De hecho, el Barrio Rojo de Ámsterdam es una de las zonas con más afluencia de prostitutas y clientes de sexo en todo el mundo. Cuando el museo abrió, allá por 1985, los creadores del lugar decidieron mantener algunas de las habitaciones del burdel para mostrar in situ a los visitantes como era la vida habitual de una amante profesional. El Museo del Sexo no es excesivamente grande, pero lo suficiente como para entrar en esa burbuja de sensualidad y erotismo que ha gobernado esta zona de Ámsterdam durante tantos siglos. Y es que el Barrio Rojo, uno de los puntos más antiguos de la capital holandesa, siempre ha estado vinculado a los servicios sexuales.

Llamado Sex Museum – The Venus Temple, para darle un toque más sofisticado, este local se encuentra hoy por hoy entre las atracciones favoritas de los turistas. Aquellos que tal vez no tienen intención de visitar un burdel real, pero sí quieren conocer de primera mano cómo funciona el sector del sexo en Ámsterdam. El museo recibe tanto a despedidas de soltero y grupos de amigos como a parejas o familias, aunque está limitado a mayores de edad. El contenido de las salas es evidentemente explícito, e inapropiado para los menores. Y es que este museo incluye grabaciones de las señoritas en las calles cercanas, fotos, recortes de prensa y todo tipo de artículos referidos a la historia de la prostitución en Ámsterdam.

La historia del sexo en la ciudad

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Ámsterdam siempre ha tenido una relación muy estrecha con el placer sexual. Y es que en los inicios de la ciudad, cuando el propio Barrio Rojo era uno de los primeros distritos formados, las prostitutas ya ejercían aquí esperando a los marineros. Era habitual en aquellos tiempos que los mercaderes y viajantes gastaron su dinero en los servicios de estas mujeres, tras pasar días, incluso semanas y meses, en alta mar. A pesar de las suspicaces miradas de los católicos protestantes, oponiéndose por completo a esta situación, la moral religiosa no pudo con la prosperidad del negocio. La prostitución fue creciendo, aunque siempre dentro del Barrio Rojo, que se mantuvo como enclave imprescindible para encontrar este tipo de servicios en la ciudad. Y así sigue siendo hoy en día.

Durante algunas décadas, desde el siglo XIX al XX, la prostitución volvió a estar prohibida. Las chicas fueron perseguidas y los burdeles cerrados, aunque con algunas excepciones. Había épocas en las que las autoridades tomaban una postura mucho más relajada en torno a este tema. La visión de la prostitución como esclavitud sexual había calado, pero también el hecho de que muchas chicas querían dedicarse a esto por su propia voluntad. En burdeles como los que hoy acogen el Sex Museum podían trabajar hasta doce chicas, que vivían allí bajo la tutela de una madame, que las cuidaba y las guiaba. Las protegía de los malos clientes y aseguraba que cada relación fuera consentida, y con el pago debido de por medio. Así llegamos al año 2000, momento en el que la prostitución vuelve a legalizarse en Ámsterdam y en toda Holanda.

Cómo acceder al Museo del Sexo

El Sex Museum se encuentra en la calle Dram, en pleno Barrio Rojo, muy cerca de la Estación Central de Ámsterdam. Normalmente abre todos los días del año, salvo algunos festivos como el día de Navidad o Año Nuevo. Su horario suele ser de 10 a 18 horas, aunque puede cambiar según la época. La entrada al museo solo está permitida a mayores de edad, y cuesta 10 euros. Con la admisión se nos permite disfrutar de todo el contenido del museo durante una hora aproximadamente, tiempo suficiente como para conocer todos los secretos de este curioso lugar. Las entradas se pueden reservar a través de Internet, en la web oficial del Sex Museum. En 2015, este lugar ya acogió a más de 675.000 visitantes, y se espera que el número siga creciendo en años venideros.